miércoles, 5 de junio de 2013

Valle nos habla de un amigo suyo

 
¡HOLA LECTORES!
 
¡Hola de nuevo! Hoy os traemos a un nuevo amigo a nuestro blog: Samuel Beckett, un excelente escritor. Os lo presentamos a continuación.
 
(Dublín, 1906-París, 1989) Novelista y dramaturgo irlandés, estudió en la Portora Royal School, una escuela protestante de clase media en el norte de Irlanda, y luego ingresó en el Trinity College de Dublín, donde obtuvo la licenciatura en lenguas románicas y posteriormente el doctorado. Trabajó también como profesor en París, donde escribió un ensayo crítico sobre Marcel Proust y conoció a su compatriota James Joyce, del cual fue traductor y a quien pronto le unió una fuerte amistad.

En 1930 regresó a Dublín como lector de francés de la universidad, pero abandonó el trabajo al año siguiente, tras lo cual viajó por Francia, Alemania e Italia, desempeñando todo tipo de trabajos para incrementar los insuficientes ingresos de la pensión anual que le enviaba su padre (cuya muerte, en 1933, supuso para el escritor una dura experiencia), hasta que en 1937 se estableció definitivamente en París.

En 1942, y después de haberse adherido a la Resistencia, tuvo que huir de la Gestapo para afincarse en el sur de Francia, que estaba libre de la ocupación alemana, donde escribió su novela Watt. Finalizada la contienda, se entregó de lleno a la escritura: terminó la trilogía novelística Molloy, Malone muere y El innombrable, y escribió dos piezas de teatro. Aunque utilizaba indistintamente el francés o el inglés como lenguas literarias, a partir de 1945 la mayoría de su producción está escrita en francés, y él mismo vertió sus obras al inglés.

La difícil tarea de encontrar editor no se resolvió hasta 1951, cuando su compañera, Suzanne Deschevaux-Dumesnil, que más tarde se convertiría en su esposa, encontró uno para Molloy. El éxito relativo de esta novela propició la publicación de otras, y en especial dio pie a la representación de Esperando a Godot en el teatro Babylone de París; el resonante éxito de crítica y público que obtuvo la obra le abrió las puertas de la fama.

Su ruptura con las técnicas tradicionales dramáticas y la nueva estética que proponía le acercaban al rumano E. Ionesco, y suscitó la etiqueta de «anti-teatro» o «teatro del absurdo«. Se trata de un teatro estático, sin acción ni trucos escénicos, con decorados desnudos, de carácter simbólico, personajes esquemáticos y diálogos apenas esbozados. Es la apoteosis de la soledad y la insignificancia humanas, sin el menor atisbo de esperanza.


Obra

Se considera en general que su obra maestra es Esperando a Godot (1953). La pieza se desarrolla en una carretera rural, sin más presencia que la de un árbol y dos vagabundos, Vladimir y Estragón, que esperan, un día tras otro, a un tal Godot, con quien al parecer han concertado una cita, sin que se sepa el motivo. Durante la espera dialogan interminablemente acerca de múltiples cuestiones, y divagan de una a otra, con deficientes niveles de comunicación.

La carrera de Beckett como escritor puede dividirse a grandes rasgos en tres períodos:

Primera época

Es en este periodo en el que se aprecia con mayor claridad la influencia de su amigo y mentor James Joyce. En estas obras Beckett parece tender a la erudición, exhibiendo sus conocimientos por el mero hecho de hacerlo. Como resultado, a veces resultan de una gran oscuridad.

La novela exhibe la vertiente más joyceana y exuberante del autor, con diálogos de una vivacidad y humorismo que Beckett no volverá a permitirse.

Fue igualmente durante este periodo cuando Beckett empezó a expresarse creativamente en francés  y se introdujo en la novela picaresca.

Periodo intermedio

Pasada la guerra, Beckett se abismó definitivamente en el idioma francés. Su arte se tornó más subjetivo.

En términos generales, los dramas tratan de la oposición entre una gran desesperanza y la voluntad de vivir pese a esa carga, en el contexto de un mundo incomprendido e incomprensible.

En narrativa, lo más sobresaliente de Beckett durante este periodo fueron las ya mencionadas novelas Molloy (1951), Malone muere (1951) y El Innombrable (1953).

Últimas obras

A lo largo de los 60 y principios de los 70, la obra del irlandés evidencia una clara tendencia a compactarse en formas cada vez más simples y autorreferenciales, en lo que se ha descrito como minimalismo

En prosa, de acuerdo con esta tendencia destaca: Sans  (Sin, 1969), de apenas siete páginas.

En los dramas de este último periodo, la estructura de sus personajes  se reduce a los elementos más esenciales
Muchas de estas obras, siguiendo la estela de La última cinta, ahondan en gran medida en el tema de la memoria, o más exactamente, en el recuerdo de pasados momentos de esplendor en el marco de un presente aburrido. Por otro lado, en la mayoría de los casos, estas obras finales juegan con el tema del autoconfinamiento y la autoobservación.


Muchas gracias por compartir este ratito con nosotros. ¡Hasta la próxima!

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